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Cuando la Dra. Irene Pepperberg, especialista en fisicoquímica del Laboratorio de Psicología de la Universidad de Brandeis y del MIT Media Lab cierra la puerta de su oficina, una fuerte voz la despide con estas palabras: "¡Chau! ¡Que estés bien! Me voy a cenar... ¡Nos vemos mañana!". El amable interlocutor de Irene no es más que Alex, un africano gris que se ha convertido en la estrella de los estudios lingüísticos sobre aves.
"Durante las décadas del 40 y del 50, los investigadores europeos como Koehler y Logle demostraron que los loros grises podían aprender tareas simbólicas y conceptuales a las que a menudo se considera pre o correquisitos para la adquisición de capacidades cognitivas y comunicativas complejas. Los datos de los posteriores estudios de campo y de laboratorio sugirieron que las vocalizaciones naturales de los psitácidos mediaban en las interacciones entre los miembros de la bandada, y que seguramente se aprendían de otros miembros de la misma", dice Pepperberg.
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Los estudios de Todt sobre el aprendizaje social entre los miembros de las bandadas de loros grises, junto con el modelo de interacción social en los humanos desarrollado por Bandura, sugirieron a Pepperberg otro procedimiento: imitando la enseñanza que los loros viejos dan a los pichones en estado salvaje, Pepperberg no enseña al loro directamente, sino que le permite observar cómo un humano enseña a otro humano, y las consecuencias del acierto o del error del "alumno".
En efecto: en presencia del psitácido, un alumno muestra al otro un objeto, y le pregunta, por caso: "¿Forma?". Si el otro contesta correctamente "triángulo", el "maestro" lo felicita afectuosamente y le entrega el triángulo. Pero el "alumno" a menudo "yerra" a propósito, equivocándose con el mismo tipo de errores que suele cometer el loro, que, entretanto, observa interesadísimo la escena. Los errores más comunes que cometen los africanos grises son pronunciaciones "sucias" o poco claras e identificaciones parciales. Cuando el alumno se equivoca, el docente lo reta y le quita el objeto.
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El esquema de Todt sólo permitía al loro presenciar las clases en calidad de oyente: siempre el mismo maestro hacía de maestro y siempre el mismo estudiante hacía de estudiante. Por eso, el loro sólo se molestaba en responder (y tratar de hacerlo correctamente) a las preguntas de un solo humano del mundo: el que hacía de maestro en el esquema de Todt.
Pepperberg ha ido más lejos: el maestro y el estudiante parados frente a Alex muchas veces invierten sus papeles, e incluso se pone al ave en el papel de maestro o discípulo. Como consecuencia, Alex ha aprendido a interactuar, preguntar y responder a cualquier ser humano que se cruce en su camino.
El largo y persistente entrenamiento de Alex le ha permitido alcanzar alturas lingüísticas increíbles: al mostrársele una etiqueta más grande que el estándar utilizado en el laboratorio, el loro ha dicho: "Acá está tu papel... ¡Un pedazo de papel taaaan grande...!"
Alex domina ya tareas que se consideraban más allá de la capacidad de cualquier organismo excepto Homo sapiens: comprende categorías conceptuales como "igual/distinto", "ausencia/presencia", cantidad y tamaño. Identifica y nombra correctamente siete colores, cuarenta objetos, y tiene un uso completamente funcional de la negación "no" y de los deseos "Quiero tal cosa" o "Quiero ir a tal sitio". Puede distinguir formas geométricas y nombrarlas por su número de ángulos, desde 2 hasta 6. Utiliza cómodamente los numerales del 2 al 6 (éste último lo pronuncia "si" por el inglés "six": aparentemente no puede pronunciar la x).
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Comprende, además, un concepto (limitado) de lo que es una "categoría". Si se le muestra un triángulo verde y se le pregunta "¿Color?" dirá "verde"; si se le pregunta "¿Forma"? responderá "Tres-ángulos". Pero nunca confundirá las respuestas: jamás responderá con el color cuando se le inquiere respecto de la forma. En otras palabras, es capaz de "recategorizar" la clasificación de un objeto de acuerdo a la categoría acerca de la cual se lo interroga, capacidad de la que se cree que indica aptitud para el pensamiento abstracto.
De hecho, es capaz de reconocer los errores ajenos: si pide agua y se le ofrece comida, negará con un claro y rotundo "No" y repetirá el pedido inicial "Quiero agua". Y lo hará tantas veces como sea necesario hasta que le den lo que él quiere.
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N´kisi es toda una personalidad lingüística: tiene un vocabulario de 950 palabras (muchas más de las que se necesitan para leer en el idioma inglés) y las organiza en frases complejas, aparentemente creadas espontáneamente. Se le muestra un dibujo de un hombre hablando por teléfono e inquiere: "¿Qué haces con ese teléfono?". Una pareja abrazada: "¿Te puedo dar un abrazo?". Los experimentos con N´kisi fueron algo diferentes a los que se llevaron a cabo con Alex: se lo colocó en un cuarto aislado, y se le mostró por televisión a su dueño abriendo, en otra habitación, sobres al azar que contenían dibujos de objetos. El loro los nombró a todos, uno por uno, con una tasa de aciertos tres veces superior a la que hubiese logrado utilizando al azar palabras aprendidas y memorizadas fuera de contexto.
No todo son rosas en el camino de los increíblemente inteligentes P. erithacus: los científicos han encontrado más de una espina puntiaguda.
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Con respecto a la capacidad lingüística de los grises en libertad, el único estudio que existe —de 1993, Cruicksahnk y otros— demostró que esta especie imita con perfección las voces de otras nueve especies de aves... ¡y la de una especie de murciélago! Sin embargo, el análisis no provee ninguna explicación ni motivo para este comportamiento.
Por otra parte, May afirma que es esencial detener el tráfico de loros africanos grises ya mismo, so pena de comenzar a escribir informes científicos sobre la capacidad verbal de una especie... extinta.
Pero, mientras tanto, la fascinación de legos y científicos acerca de estos animales no decae. Dice el profesor Donald Broom, de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Cambridge: "Cuanto más observamos las capacidades cognoscitivas de los animales, más avanzados nos parecen, y el paso más grande parecen haberlo dado los loros".
No todo en la inteligencia tiene que ver con identificaciones, categorías y raciocinio: el sentido del humor es considerado condición también sine qua non para quien pretende ostentar el status de "organismo inteligente". Si no, pregúntenselo a N´kisi, quien, luego de observar a un congénere colgado cabeza debajo de su percha, dijo claramente a los circunstantes: "Tienes que filmar a ese pájaro".
Fuente: axxon.com.ar
Así imformó BBC MUNDO el 1 de Febrero de 2004:
Un loro deja atónitos a los científicos
Habla y mucho. Cuando no encuentra la palabra adecuada la inventa, puede comunicarse telepáticamente y por si todo esto fuera poco, también tiene sentido del humor.
(BBCMundo) No se trata de un robot de última generación sino nada más y nada menos que de un extraordinario loro cuya habilidad ha dejado atónitos a los científicos. N'kisi —de origen africano— cuenta con un vocabulario de 950 palabras y es capaz de crear sus propias palabras si su repertorio le resulta escaso, al igual que lo haría un niño.
Los científicos creen que N'kisi es uno de lo usuarios del lenguaje humano más adelantados en el mundo animal. Este peculiar pájaro puede utilizar las palabras en contexto así como conjugar los verbos en sus diferentes tiempos.
Calidad de vida
Cuando conoció a la doctora Jane Goodall, reconocida por su trabajo con los chimpancés, después de verla en fotografías junto a ellos le preguntó: ¿Tienes un chimpancé?
Como parte de un experimento, el pájaro y su dueño —un artista radicado en Nueva York— fueron colocados en dos habitaciones diferentes. Mientras el artista abría una serie de sobres con distintas imágenes, el loro sin ver lo que sucedía repetía frases relacionadas con las fotografías en cuestión.
Para los científicos N'kisi es un ejemplo extraordinario de la comunicación entre especies. "Cuanto más investigamos las capacidades cognitivas de los animales, más parecen haber avanzado y el mayor salto en este sentido, ha sido en la familia de los loros", señaló Donald Broom de la Escuela de Medicina de la Universidad de Cambridge.
Para Alison Hales, del Fondo Mundial para los Loros, la habilidad de N'kisi debe hacernos reflexionar en la forma en que los tratamos.
"Tal vez no puedan preguntarnos ciertas cosas directamente, pero investigar más profundamente sobre esta especie puede significar un mejoramiento en la calidad de vida de los loros".