En Informe Celea -Parte IV-


Entonces Xendor hizo una seña para que entrase por aquella puerta.

Caminé despacio. Con cierto temor porque no sabía con qué me iba a encontrar. Pero no me detuve y crucé el marco de aquella entrada que me conduciría a una revelación inesperada.

—Pero... ¡Son sólo espejos! —me decía—

Y ciertamente, me encontraba en una habitación “construida” de espejos hexagonales. No había nada en ella. Sólo mi imagen reflejada en los cristales...

Y fue allí que sentí lo que Joaquel deseaba que entendiese: Que la llave éramos nosotros mismos. Que nosotros mismos somos la propia salvación y futuro de la Humanidad.

Fue tan simple y sencillo, pero al mismo tiempo poderoso, que salí de la habitación con lágrimas en el rostro, profundamente conmovido. No me esperaba ello. Se había producido en mí una especie de expansión de consciencia.

Así, nuevamente frente a Xendor y Joaquel, me sinceré.

—Es verdad lo que me transmiten... —les decía, aún quebrado y emocionado—. ¿Pero no ven los errores que cometemos, y que muchas veces han decepcionado o hecho caer a otros hermanos, que esperan tanto de uno? ¿Por qué nos siguen contactando si hemos demostrado muchas veces inconsciencia e irresponsabilidad con los encargos que nos han compartido?

—Amado Nordac... —me habló muy despacio Joaquel, llamándome nuevamente por ni Nombre Cósmico, y Xendor, silencioso, me observaba fijamente sin perder la sonrisa—. Los seres humanos ven con mayor facilidad los errores de aprendizaje de sus hermanos. Identifican rápidamente los aspectos negativos del compañero, olvidando muchas veces las actitudes correctas y el potencial de servicio que nosotros detectamos.

Bien saben que nunca estarán libres de cometer errores —añadió—. Incluso de repetirlos en ocasiones. Pero hemos visto que han sido valientes para seguir adelante, y no desmayar en un proceso que gracias a ustedes se encuentra cerca de cumplir los objetivos.

El Amor, amado Nordac, es la capacidad de darlo todo. De entregar y servir. Ser una herramienta útil a los demás. Siempre les hemos dicho que Rama es Amar, y el Amor es la fuerza que mantiene en equilibro el Universo. Es el orden en sí mismo. ¿Lo sientes verdad? Pues está en ti y en cada ser humano. Es la fuerza que han sabido utilizar para emprender cada esfuerzo, para dar cada paso en la Misión que se les ha encargado. Todo ello, lo hemos visto.

Aún no eres consciente de todo lo que estás haciendo —prosiguió el Maestro—. A través tuyo han fluido las claves de acercamiento para conectar con la Hermandad Blanca en nuevos viajes de contacto, inspirando a que otros se interesen en aquel sendero que lleva a los Retiros Interiores. Has sido valiente para dar testimonio de nuestros encuentros contigo, y has arriesgado mucho por el mensaje, comprobando que la luz siempre prevalece y que todo lo aclara.

No es ti a quien hablo —puntualizó—, sino a las personas que representas en este instante. Los tiempos han llegado para que finalmente puedan reconocerse como caminantes predestinados de siempre...

Volcán Ubinas, Perú, 2006
En aquel momento una serie de imágenes, muy intensas y vívidas, aparecieron en mi mente. Lo primero que observé fue el OVNI que avistara en casa de mis padres en 1988, cuando tenía 14 años, experiencia que marcaría una etapa importante en mi vida y el contacto con ellos. Pero, para mi sorpresa, vi otras imágenes, pero cuando era más niño. Recordaba entonces los paseos en familia a un conocido club campestre de Chosica, al pie de la cordillera en Lima.

Y cómo me alejaba por la noche en dirección a los cerros, para ver danzar las “estrellas” sobre las crestas de los mismos...

—Siempre estuvimos con ustedes —intervino Joaquel—. Nunca han estado ni estarán solos. Y no dejaremos de recordarles la importante misión que tienen entre manos. No sólo al interior del programa de contacto, sino como raza, como seres humanos.

El hombre tiene una potencialidad extraordinaria. Una chispa de luz que al encenderse iluminará todos lo rincones del Universo. En el ser humano conviven muchas fuerzas. ¡Lo que necesitan es orientarlas en armonía con el Cosmos! Y armonía significa estar en perfecta sintonía con uno mismo.

Deben lograr una estabilidad espiritual que sólo conseguirán a través de la conexión con ustedes mismos —subrayó—. Todos los seres humanos desean alcanzar la paz y la felicidad, sin embargo sólo la logran y mantienen cuando las cosas están a favor. El hombre es más grande que el entorno que lo rodea. Es un ser multidimensional. En él no hay tiempo ni espacio, sino la clave de los tiempos que debe ser despertada. Misiones de ayuda como vuestra experiencia de contacto solo procuran acercarlos a todo ello... ¿Comprendes?

—Joaquel —intervine— ¿Cómo sabes tanto de los seres humanos?

—Porque también lo soy... —respondió—.

—No entiendo.... —dije confundido—.

—Deben saber que nací en la Tierra —se expresó con suavidad, mientras agachaba ligeramente el rostro, como si estuviese observando sus recuerdos—. Luego fui llevado a Ganímedes donde crecí y fui educado. Inicialmente formé parte del primer grupo de seres humanos en arribar a las colonias. Luego fui Gobernador de Colonia, como actualmente lo es nuestro hermano Xendor —mirando al Guía con complacencia.

Más tarde, fui invitado a formar parte del Consejo de los 12 Menores, representando así a los miles de colonos que ya se encontraban en el satélite.

Ganímedes

He estado mucho tiempo fuera de la Tierra —prosiguió, sin abandonar el tono reflexivo— hasta que en los últimos años de los vuestros me establecí en la Base Azul para seguir desde cerca el proceso de contacto con la Hermandad Blanca del Paititi. Tuve que adaptarme nuevamente a la vibración de mi planeta de origen luego de haber vivido bajo otro entorno energético y espacial.

—Ahora entiendo muchas cosas —repuse— incluyendo porqué te mostraste en aquel octaedro en el contacto de 1998.

—Vine a Celea como estación de paso para entrevistarme con Ishtacar —señaló—. En breve volveré a la Colonia, donde estaré aguardando el momento en que parte de la información del “Libro de los de las Vestiduras Blancas” que protegemos en Ciudad Cristal, pueda ser finalmente revelada en un viaje que les permitirá a 12 de ustedes llegar a la sala donde funciona el Consejo de los 24 Ancianos.

—¿Ello será luego del viaje al desierto de Gobi, verdad?

—Así es. Primero deberán concluir con vuestra parte en la Tierra.

—¡Comprendo! —exclamé— Por ello se te encargó la selección de los componentes potenciales que formarían parte de la misión de contacto, así como las llaves que conectan con la Hermandad Blanca y el Libro de los de las Vestiduras Blancas o archivo histórico terrestre… Entonces, ¡la Misión de contacto es dirigida por un ser humano!

—Sólo formo parte de un engranaje que compromete a muchas civilizaciones y entidades —aclaró—. Con el tiempo, accederán a más verdades que les ayudará a comprender. Comprobarán que más que recibir nueva y abundante información, deberán reflexionar, comprender y aplicar todas las piezas que han venido reuniendo en la experiencia.

Cerraron un ciclo en Paititi —puntualizó— pero aún les resta nuevas conexiones en la Cueva de los Tayos y la Sierra del Roncador.

—¿Cuándo? ¿Bajo qué objetivo?

—Agosto del 2002. Ya recibirán las pautas precisas. Más el objetivo ya lo conocen: Acceder a la historia de aquellos lugares. Ello les será revelado de manos de la propia Hermandad Blanca, por lo tanto deben estar preparados para un encuentro directo.

—Todo esto es tan increíble... —reflexionaba— Viajar en una nave extraterrestre hasta aquí, y escuchar...

—No es la primera, ni la última oportunidad que tendrás de subir físicamente a una de nuestras naves —intervino Joaquel con cierto aire a misterio—.

—¿No la primera? —Pregunté intrigado— ¿Ya estuve antes con ustedes?

—No fue exactamente la misma nave en la cual Mardorx te condujo hasta aquí —intervino Xendor risueñamente—, pero ya conociste el interior de las mismas en una experiencia que no fue conciente para ustedes, en enero de 1997 en Chilca.

Entonces recordé la experiencia con el Real Tiempo del Universo, el 31 de enero de 1997, en el desierto peruano de Chilca. Retornábamos con Sixto Paz y miembros del grupo de Maranga a los autos que habían quedado estacionados a un lado del camino afirmado, a sólo cinco minutos en coche de la tranquera de la Base Militar que en esa época funcionaba allí.

Eran las 10 de la noche cuando vimos en el cielo dos objetos luminoso, se acercaron al área donde estaba el grupo, y luego se “dividieron” en cuatro, marchándose en “fila india” por detrás de los cerros. Luego del avistamiento, subimos a los autos, y al llegar a la tranquera y consultar el reloj, vimos con sorpresa que eran las 12:00 de la medianoche...

¡Habíamos perdido cerca de dos horas!

—¡El grupo estuvo con ustedes! —Intervine emocionado.

—Y lo volverá a estar a conciencia en la medida que se encuentren listos —enfatizó Joaquel, quien se mostraba contento por haber confirmado una sensación que había quedado en nosotros luego de aquella inolvidable experiencia—. Aún les aguarda una conexión colectiva con el Real Tiempo del Universo. Las salidas programadas a Chilca y Marcahuasi les prepararán para todo ello.

—¿Cuándo podré compartir todo lo que me están transmitiendo? —Consulté—.

—Sé cauto para transmitir este nuevo encuentro —respondió el Maestro—. Te tomará tiempo asimilar la experiencia y la información. Pero que nada te preocupe. Nos hemos encargado que recuerdes todo.

—Podrás compartir la experiencia en el encuentro internacional sugerido por nosotros en Monte Shasta —apuntó Xendor—. De allí en adelante se inicia una etapa diferente para la Misión en EE.UU. y el mundo, donde deben trabajar más fuerte, en unidad, buscando polarizar las energías que se manifiestan en la Tierra.

Entonces el salón cobró un brillo azul, y tanto Xendor como Jaquel cruzaron sus brazos en el pecho.

—Ya es momento de que vuelvas Nordac —habló Joaquel—. Transmite todo nuestro amor a los hermanos. Seguiremos apoyando tu labor y la de muchos otros comprometidos con el mensaje.

Crucé entonces mis manos, como despidiéndome. Luego abandoné el salón, pero diferente a como ingresé...

Entre otras cosas, Joaquel me pidió que trabajemos en equipo en los grupos de contacto, recomendándome puntualmente estrechar esfuerzos con aquellos hermanos que estamos involucrados en la difusión del mensaje y contacto con la Hermandad Blanca. Nuevamente señalaron España como punto estratégico para compartir desde allí los logros alcanzados en el contacto con el Gobierno Interior. Según Joaquel, uno de los motivos que compromete España es la planificación de los últimos viajes de la Misión, todos apuntando a Oriente, y de manera especial, al desierto de Gobi. Ese era el plan original.

También me consultó por algunos miembros de los grupos, sorprendiéndome el tipo de acercamiento e interés que evidenciaba el Maestro. Incluso me hizo llegar algunos mensajes de aliento para ellos, apreciando que los Guías no sólo están muy pendientes de nuestro avance y trabajo en la Misión, sino también como personas.


Retorno de Celea

Al abandonar el salón, hallé a Antarel aguardando de pie a un extremo de la puerta. Salimos por el corredor que nos llevaría de regreso, pero esta vez empleando otra ruta, más corta y próxima a las naves.

Entonces le consulté por Ishtacar, sin duda una de las sorpresas más impactantes de este encuentro, y porqué no abría sus ojos:

“Lo que ocurre —me diría Antarel— es que ningún humano puede mirar los ojos de un Guardián y Vigilante...”

Subimos a una nave similar a la anterior, más sabías que no se trataba del mismo vehículo. No observé otros Guías conocidos, sólo seres similares en apariencia a Mardorx, aunque de diferentes estaturas y color de piel.

En la nave, Antarel me explicó que nuestra experiencia de contacto, Sol en la Tierra, además de representar la luz en el mundo en una misión extraterrestre de asistencia al planeta, encerraba en sí misma una suerte de profecía astronómica esperada por la Confederación: La sincronía del Sol Central de la Galaxia con el Sol de nuestro sistema.

Este acontecimiento cósmico, hoy conocido gracias al legado Maya, activaría nuestro Sol al punto de afectar el campo geomagnético de la Tierra y el propio campo aúrico de los seres humanos, activando códigos de información y en general un tránsito colectivo.

Me habló de que en los próximos meses comprobaríamos cómo nuestro Sol está siendo afectado con mayor frecuencia por este enlace con el centro de la galaxia.

Estos cambios cósmicos, que al parecer se han venido dando a lo largo de la historia del planeta, al comprometer el cinturón magnético que envuelve la Tierra, y que no es otra cosa que el Registro Akásico o memoria matriz del mundo, han justificado el almacenamiento de toda la información en registros físicos por parte de la Hermandad Blanca, ya sea en las famosas planchas metálicas que conocimos en las experiencias de contacto o en cristales (en otras palabras, el simbólico “Libro de los de las Vestiduras Blancas”) como si se tratase de un “Back Up” ante un riesgo de perder información en el computador.

Habían transcurrido sólo unos minutos desde que abandonamos Celea cuando Antarel me dice que quería mostrarme algo...

Y allí, en medio de una oscuridad aplastante, brillando, como si fuese una joya, la Tierra

Entonces la estructura de la nave se tornó como transparente, dándome la sensación de estar flotando. Y allí, en medio de una oscuridad aplastante, brillando, como si fuese una joya, la Tierra...

El corazón se me estrujó en el pecho. Y una vez más, no pude contener las lágrimas. Era muy bella verla así, de esa forma, con esa sensación de estar flotando en el espacio…

Las fotografías de la astronáutica que había observado sobre nuestro planeta, realmente, no le hacen justicia...

“Cuando alguien viene con nosotros —señaló Antarel— le mostramos el planeta azul, para que tomen conciencia de la maravilla que han heredado...”

Luego de ello Antarel me pidió que me sentase en una suerte de “sillón”, un mueble sintético de color naranja. Parecía hecho de goma, y se ajustó suavemente a mi cuerpo.

“Descansa y relaja tu mente —me diría el Guía—. Has recibido mucho. Descansa...”

De allí solo recuerdo que estaba caminando en el desierto de Chilca, en dirección donde había dejado mis cosas y el saco de dormir. Mi mente retenía fugaces escenas en donde me veía descendiendo de la nave a través de una “rampa” de luz sólida, y el Guía despidiéndome. Recuerdo, también, que en al bajar el cielo estaba nublado. Luego tengo en mi mente una escena en donde escucho unos golpes metálicos, dejándose sentir sobre el grueso colchón de nubes, mientras la sombra de un objeto, al parecer muy grande y lenticular, se alejaba lanzando fogonazos de luz plateada. Era la nave marchándose…

Tomando conciencia de dónde me hallaba, consulté mi reloj, que en todo momento me acompañó durante el contacto: Eran las 11:07 p.m. Me parecía extrañísimo que mi reloj sólo haya registrado cerca de dos horas de ausencia cuando personalmente había estimado un tiempo mucho mayor. Este detalle me produjo una sensación rarísima de desconcierto.

Me costó mucho descansar. Para decir verdad, apenas pude dormir un poco. Cerraba mis ojos y veía todo nuevamente…

Al día siguiente, el grupo de apoyo, con Hans a la cabeza, me recibió contento y expectante.

Luego de compartir los alcances de esta inolvidable salida de contacto, nos encaminamos de regreso a la ciudad de Lima.


Reflexiones

En marzo del 2001, miembros de los grupos de contacto de España, Chile y Perú, visitamos las pirámides de Gizeh y finalmente el Monte Horeb en la península del Sinaí. Este viaje, que pudo llevarse a cabo gracias a la excelente disposición y organización de los grupos de contacto de Valencia, nos permitió acceder no sólo a nuevas e importantes informaciones sobre Egipto y su relación con Orión.

Hallándome en España, con miembros de los grupos vimos cómo en Antena 3 se difundía una noticia importante en el ámbito astronómico: La tormenta solar más intensa en los últimos 10 años, y que había captado la atención de los científicos ya que estaba afectando considerablemente el campo geomagnético del planeta. El mensaje de Antarel se cumplía…

Aquel mismo mes, Claude Vorilhon, líder francés del Movimiento Raeliano, anunciaba la primera clonación humana “oficial” para el mes de septiembre. Para ello fundaron en 1997 un laboratorio de experimentación que denominan “Clonaid”. El impacto de esta noticia fue de tal magnitud que The New York Times le dedicó ocho páginas.

El movimiento Raeliano, que tiene pensado hasta construir embajadas en Israel y Egipto para recibir a la raza extraterrestre que presuntamente los contactan —¿quiénes?— posee unos 55.000 adeptos en 85 países. No pude evitar asociar estas iniciativas con las advertencias de Ishtacar sobre la clonación.

En junio, alrededor de 70 personas de EE.UU. (San José, Los Ángeles, San Francisco, San Diego, Miami, Washington, New York, Texas) México, Nicaragua, Perú, Chile, Uruguay, Bolivia y España, nos congregamos en Monte Shasta, dando cumplimiento a las recomendaciones de los Guías.

Allí compartí por primera vez abiertamente la experiencia.

Al mes siguiente, estuve en el programa de radio de Renán Armendáriz Coello (El Cucuy de la Mañana) el más escuchado de todo los EE.UU., hablando durante varias horas sobre la experiencia en Celea y precisando la recomendación de los extraterrestres de irradiar New York en septiembre porque algo podría ocurrir. También lo dije en radio WADo de New York. E incluso, con Maritza y Miguel Zelaya de San José de California, organizamos una salida para el 9 de septiembre para envolver en luz a la gran manzana, poniendo en práctica todo lo que habíamos aprendido.

Pero, penosamente, el 11 de septiembre, la humanidad se encontró conmovida ante los atentados terroristas en New York y Washington. “El foco de tensión” que mencionaban los extraterrestres se había desatado.

Atentado terrorista contra las torres gemelas

Como era de esperarse, casi de inmediato el gobierno norteamericano, con fuerzas de coalición de la OTAN, decidió enfrentar a lo que llamó “el enemigo común”: El Terrorismo Internacional. Diversas fuentes apuntaron entonces al multimillonario saudita Osama Bin Laden, oculto en alguna región de Afganistán, como el autor intelectual del atentado.

Esta situación ha creó gran expectativa en el mundo ante una posible guerra con armas de destrucción masiva. El resto de la historia la conocemos. Luego siguió la caída de Iraq, con una guerra terrible que empezó en marzo de 2003 y que aún no concluye.

Sobre Bin Laden, tampoco se sabe nada, y algunos periodistas sugieren que no se ha dicho toda la verdad sobre el 11-S pues el archibuscado terrorista fue en su momento agente de la propia CIA.

Otro hecho importante fueron las imágenes del atentado en las Torres Gemelas del World Trade Center, donde se podía advertir extraños objetos estacionados en el cielo (ver: http://www.bibliotecapleyades.net/sociopolitica/esp_sociopol_911_12.htm). La presencia OVNI en New York, documentada en una serie de filmaciones y fotografías del incidente, nos invitó a considerar una posible intervención extraterrestre de rescate, como ha ocurrido en otros casos, por ejemplo, en 1986 cuando estalló el Challenger.

En aquel entonces también se dieron a conocer imágenes de un OVNI en las cercanías del trasbordador, antes que éste estallase ante las miradas de sorpresa de la NASA.

Para evitar mayor especulación, y aún más de cara a un tema tan serio y delicado, decidimos consultar en comunicación:

“Siempre procuramos asistirlos y protegerlos, bajo los límites de nuestra aproximación. No obstante, deben saber que nuestra asistencia en desastres de origen natural o generados por la ignorancia humana, no necesariamente comprometen una labor de rescate de nosotros los Guías. La Confederación utiliza para ello las diferentes bases que se encuentran en la Tierra para las labores de acercamiento y apoyo en estos casos, actuando siempre la base más próxima al incidente.

En este caso que nos consultan, naves de la Base submarina de Puerto Rico asistieron a muchas de las víctimas. Quienes rescatamos, se encuentran ahora en nuestras bases, en perfecto estado físico, mental y emocional. Saben que ya hemos obrado así en otros eventos similares. Preparamos a estas personas para el retorno del cual les advertimos.

Muchos de ellos se auto-escogieron para contribuir en el cambio y transformación de la humanidad, condición que nos permitió intervenir para rescatarlos, adiestrarlos, e insertarlos en la Tierra bajo una perspectiva distinta...”

(Oxalc, 18 de septiembre del 2001).

Soy consciente de que la experiencia de contacto que viví en el desierto de Chilca resulta demasiado fantástica como para aceptarla. Mi intención es sólo compartir mi testimonio, y que su mensaje pueda llegar a quien tenga que llegar.

Lo cierto es que esa experiencia está conectada a ciertos acontecimientos mundiales que se dieron más tarde, y que fueron mencionados en importantes medios de comunicación antes de que todo se desencadenase. Nadie se hubiese imaginado lo que pasó en septiembre de 2001 en la Torres Gemelas. Era digno de una película de Ciencia Ficción. Sin embargo, ocurrió, y las secuelas políticas, económicas, bélicas y sociales, continúan hoy en día, a siete años del incidente.

Aún estamos a tiempo para cambiar lo que viene. Personalmente creo que tenemos esa posibilidad.

De hecho, ese es el mensaje.

Ricardo González

Fuente: Legado Cósmico.com