Ovni símbolo H


Teruel, julio de 1985

Uno de los más completos e intrigantes avistamientos OVNI con el célebre símbolo H en la panza tuvo lugar en los cielos españoles en julio de 1985. La calidad profesional de los testigos -toda una tripulación de la compañía Iberia- no deja lugar a dudas. El comandante de aquel 727, Carlos García Rodrigo, un experimentado piloto, con dieciséis mil horas de vuelo y cinco años en las Fuerzas Aéreas, relató así el encuentro a J. J. Benítez:

Era una mañana preciosa. Cielo azul, sin una sola nube. Hacíamos un puente aéreo Barcelona-Madrid. Fue el IB-1331. Volábamos relajados, sin ninguna preocupación. Altitud establecida:29.000 pies. Y a eso de las 13:45 horas, sobre Maella (Teruel), en la lejanía y a unos quince grados por encima de la visual, apareció algo similar a una lenteja. Tenía un color titanio.

Pero aquello no era un avión. La “lenteja” fue tomando una clara forma esférica. “Eso no es un avión, debe ser un globo sonda”. Y empezamos a prestarle toda nuestra atención. Entonces, conforme nos fuimos acercando, vimos con claridad que “aquello” era totalmente esférico y de un color algo más oscuro que el aluminio.

Decidí comunicarlo al Control Barcelona. La verdad es que era enorme y podía constituir un riesgo potencial para la navegación.

Barcelona respondió “Negativo, no tenemos nada”. Aquello se encontraba muy alto. Calculamos unos veinticinco mil o treinta mil metros. Barcelona nos aconsejó que lo notificáramos a Control Madrid.

“Negativo -replicó Madrid-, no tenemos nada reportado”. Era extraño. Madrid debería haberlo registrado. Mi avión aparecía en el radar. “Llame usted a los militares y que rastreen la zona…”.

Nos comunicamos entonces con Zaragoza y les advertimos de la presencia de aquel o

bjeto. Total, que nos fuimos aproximando y “aquello” siguió “creciendo y creciendo”. En mi opinión, se hallaba estacionario o casi. En esos momentos se presentaba como una gran pelota metálica. Como podrás imaginar, el ambiente en cabina se fue caldeando. “Aquello” no era normal. Y descubrimos que no era un globo sonda. Carecía del típico instrumental que suele colgar de esos artefactos. Pero, entonces, ¿qué era?

Llamé de nuevo al radar militar de Calatayud (“Siesta”), pero la respuesta fue igualmente negativa. No tenían nada en pantalla. En eso, entró en la frecuencia otro colega: un avión que volaba de Valencia a Madrid. Y comunicó: “Afirmativo. Nosotros también lo vemos. Tenéis un objeto ahí arriba… Lo tengo a la vista y le confirmo que no es un globo sonda”.

Entonces decidí llamar al resto de los tripulantes. Todos pasaron por cabina, confirmando nuestras impresiones: era una esfera, no tenía alas ni timón, era enorme y de color oscuro. En total, nueve testigos.

Era como tres o cuatro veces un Jumbo. Y nos fuimos deslizando por debajo de aquella “cosa”. Permanecía quieta, majestuosa. El sol, en el cenit (eran las doce, hora solar), iluminaba el casquete superior de la esfera. El inferior, obviamente, aparecía más oscuro. Y nos colocamos bajo “aquello”.

Llamamos nuevamente a Madrid y a los militares. Confirmamos la posición y les anunciamos que lo teníamos en nuestra vertical. Respuesta negativa. El objeto seguía sin ser detectado en los radares…

Uno de los más completos e intrigantes avistamientos OVNI con el célebre símbolo H en la panza tuvo lugar en los cielos españoles en julio de 1985.Toda la tripulación del vuelo IB-1331 pudo observar la inmensa esfera metálica con el símbolo de la H en la panza.

Conforme pasábamos por debajo, todos lo contemplamos por las trampillas superiores de la cabina. Y la tensión se multiplicó al descubrir aquel signo en la parte inferior de la esfera. Ya no tuvimos duda. “Aquello” era algo anormal. En la panza, por llamarlo así, apareció una especie de “H”, con otro palo vertical en el centro. Era algo descarado, en negro y resaltando con absoluta nitidez.

En ese instante me asusté.¿Un campo de energía? ¿Podía afectar al avión? Aquella “cosa” gigantesca, inmóvil en el cielo, tenía que sustentarse de alguna forma. Afortunadamente el instrumental no se vio afectado en ningún momento. No tuvimos problemas.

¿Qué podía ser aquella “H”? No lo sé. Quizá unas compuertas cerradas. Quizá una marca o una protuberancia pintada en negro. Lo que estaba claro es que era algo artificial y perfectamente definido. A pesar del sombreado de esa zona, se distinguía con absoluta claridad.

Recuerdo que dije: “Madrid, reporto fenómeno OVNI. Tome usted nota. Voy a hacer un informe oficial…

Y así lo hice. Una copia fue para la compañía Iberia y otra para Aviación Civil. Todo esto, naturalmente, quedó grabado en las respectivas torres de control y estaciones de radar con las que establecimos contacto.

Una esfera metálica. De eso no hay duda. De haber sido un globo estratosférico, habríamos apreciado las típicas deformaciones en las paredes. Además, como te digo, “aquello” no era elíptico. Era una esfera perfecta. Activé el radar del avión pero, al igual que “Siesta” y Madrid, no captó nada. Según mis cálculos, la observación pudo durar alrededor de siete u ocho minutos. Es decir, durante algo más de cien kilómetros. Jamás lo olvidaré…