Reencarnación



Srila B.A. Paramadvaiti Swami, secretario de la WVA en la India (World Vaishnava Association), líder de la Misión Vrinda en India y el mundo entero; representante de la Gaudiya Vaisnava en la cumbre de religiones organizada por el mismo Vaticano

La reencarnación es la creencia de que una esencia individual de la persona (mente, alma, consciencia, energía) vive en un cuerpo en la tierra varias veces y no sólo una. Esta creencia aglutina de manera popular diversos términos como metempsicosis, transmigración, reencarnación, renacimiento, y también otros menos usados como recorporación, metensomatosis o palingenesis. La diferente etimología de lo términos alude a diferentes peculiaridades de esta idea.

La creencia en la reencarnación ha estado presente en toda la humanidad desde sus orígenes. Desde la prehistoria hasta el neolítico hasta llegar a las religiones egipcia, griega y romana. Está presente en la mayoría de religiones orientales, como hinduísmo, budismo y taoismo, y también en la mayoría de religiones africanas y tribales de América y Oceanía. En la historia de la humanidad, la creencia de que una persona fallecida volverá a vivir o aparecer con otro cuerpo ha sobrevivido incluso dentro de las religiones judeocristianas (Cristianismo, Juadísmo e Islam). Son prácticamente las únicas quediversas herejías y posturas no ofici no la contemplan, pero han permanecido bajo la forma de ales.


Religiones orientales y tradiciones

Todas las religiones llamadas dharmicas (con origen en el hinduísmo) afirman que la reencarnación existe en un ciclo sin fin, mientras las buenas acciones o métodos religiosos no sean suficientes para causar una liberación o cese de este ciclo.


Hinduismo

El hinduísmo es el marco cultural y mitológico en el que surgen distintas religiones, pero popularmente al hablar de hinduísmo se suele referir al Brahmanismo.

En la mitología de la religión brahmánica, al momento de la muerte del cuerpo, el alma abandona el cuerpo que se ha vuelto inservible, es arrastrada por los yamadutas (los mensajeros sirvientes del dios Yamaraja, el encargado de juzgar el karma de todas las almas del universo) y juzgada.

Dependiendo de las acciones buenas o malas, el alma se reencarna en una existencia superior, intermedia o inferior. Esto incluye desde estados de existencia celestiales a infernales, siendo la vida humana un estado intermedio. Este incesante proceso recibe el nombre de samsāra (‘vagabundeo’). Éste término proviene del verbo sánscrito samsrí: ‘fluir junto’, ‘deambular’. Cada alma viaja por esta rueda, que abarca desde los semidioses (devas) hasta los insectos. El sentido de la trayectoria de un alma dentro de este universo lo marca el contenido de sus actos. Según el hinduismo popular moderno, el estado en el que renace el alma está determinado por sus buenas o malas acciones (karma) realizadas en anteriores encarnaciones.

La calidad de la reencarnación viene determinada por el mérito o la falta de méritos que haya acumulado cada persona como resultado de sus actuaciones; esto se conoce como el karma de lo que el alma haya realizado en su vida o vidas pasadas. Las almas de los que hacen el mal, por ejemplo, renacen en cuerpos «inferiores» (como animales, insectos y árboles), o en estados aún más inferiores de vivencia infernal. El peso del karma se puede modificar con la práctica del yoga, las buenas acciones, el ascetismos y el ofrecimiento ritual.

La liberación de la reencarnación en el hinduísmo o liberación del samsāra, se consigue después de haber expiado o superado el peso de su karma, es decir, todas las consecuencias procedentes tanto de sus buenos como de sus malos actos. Este proceso es continuo hasta que el alma indivual, Atman, está completamente evolucionada y se identifica o alcanza a Brahman, el creador del mundo, en donde es salvado de la necesidad de más renacimientos. Esta identificación sucede mediante prácticas yóguicas y/o ascéticas. Luego de su última muerte sale del universo material y se funde en la Luz Divina (la refulgencia que emana de Brahma), con la creencia de que el alma individual (atman), y el alma universal (Brahman) son idénticas.


Jainismo

El Jainismo es otra religión que forma parte del hinduísmo y que surgió al mismo tiempo que el budismo. En el Jainismo, las almas van recogiendo los frutos de sus buenas o malas acciones a través de sucesivas vidas. Cuando un jainista acumula suficiente buen karma, la pureza de su alma puede hacer que se reencarne en un deva o entidad semi-divina, si bien esta situación no es permanente, por lo que los jainistas buscan una liberación definitiva.


Sikhismo

La reencarnación es una creencia central de esta religión, también parte de las englobladas bajo la palabra Hinduísmo. Los Sikhs creen que el alma tiene que transmigrar de un cuerpo a otro como parte de su evolución. Esta evolución finalmente resultará en una unión con Dios mediante la purificación del espíritu. Si uno no realiza buenas acciones, el alma continúa reencarnandose para siempre. Desde la forma humana, si alguien realiza buenas acciones propias de un Gurmuukh, entonces consigue la salvación con Dios. El alma se purifica mediante la recitación del Naam, teniendo presente al Waheguru y siguiendo el camino del Gurmat.


Budismo

El budismo surgió en el hinduísmo pero incluyó una gran reforma de sus puntos de vista hasta constituir una nueva religión. Tiene una noción distinta de la reencarnación, ya que por un lado la niega y por otro la afirma. Niega que exista una entidad en el individuo que pueda reencarnarse; ni alma, ni mente, ni espíritu. Pero la afirma al decir que un nuevo individuo aparece en función de las acciones de uno anterior. Esta noción de reencarnación está más cerca de la palingenesia que de la transmigración. Los budistas creen que mediante la realización del Nirvana, el estado de total liberación, se logra también el cese del renacimiento. Dentro del budismo, la tradición tibetana utiliza muy frecuentemente la reencarnación, mientras que otras, como la tradición Zen, la ignora en buena medida.

El Budismo, a diferencia del Cristianismo y de las religiones occidentales, no ha concebido nunca una noción semejante a la de "alma inmortal", de allí que las principales corrientes en occidente (Budismo tibetano o Mahayana en todas sus escuelas), no usen el término y hablen de "Renacimiento". Este concepto es profundo y de difícil comprensión; en las "Preguntas del Rey Milinda", el sabio que lo instruye plantea que algo transmigra, pero que en realidad nada transmigra. Ejemplifica la paradoja con el símil de una vela que enciende otra. "No se puede hablar que la llama ha transmigrado de una a otra, y sin embargo, es la misma llama". El budismo Hinayana o Theravada plantea el Nirvana como cese de la rueda de los nacimientos y las muertes, mientras que el Mahayana señala que dicho ciclo se terminará cuando toda la humanidad y los seres de todos los mundos hayan logrado la Iluminación.


Shinto

El Shinto no se identificó a si mismo como religión hasta la llegada del budismo a Japón, por lo que se vio influido en sus creencias. Siendo una mezcla de animismo y chamanismo, ya tenía presente la noción de reencarnación en forma de espíritus o almas que se relacionaban con los vivos. El Shinto no tiene por tanto una soteriología clara de salvación, sino que los japoneses acuden para esto al budismo. Con la absorción de nociones budistas, el Shinto convertirá a algunos de sus elementos míticos como los llamados kami, en seres que se reencarnan con misiones diversas.


Taoismo

El Taoismo es una visión filosófica de la vida y la naturaleza, cuya faceta religiosa se caracteriza por métodos de vida, salud y meditación. Según el Taoismo, el Tao es un principio supremo que pervade todo el universo, y por tanto su naturaleza es inmortal y eterna. La rencarnación existe ya que nada muere al estar todo lo vivo fluyendo con el Tao. El taoísta no busca acabar con la reencaranción directamente, sino que sigue el camino del Tao cuya culminación es volverse uno con el Tao, y por tanto, conseguir la inmortalidad.