Al Borde de la Muerte (AMB)

Regresar a: El AlmaVisiones en el lecho de muerte

Esta es una expresión acuñada en los años '70 por el médico norteamericano Raymond Moody, para describir los fenómenos casí místicos experimentados por personas que llegan al borde de la muerte, o que parecen morir pero luego retornan a la vida.

Hasta la publicación en 1975 del ya histórico libro de Moody, Vida después de la Vida, muy pocas personas se atrevían a admitir abiertamente haber tenido una experiencia EBM (experiencia al borde de la muerte). Sin embargo, ya en 1982 una encuesta Gallup revelaba que cerca de 8 millones de norteamericanos adultos afirmaban haber tenido una EBM. Conjuntamente con otros investigadores de las EBM, entre los que se contaban el psicólogo Kenneth Ring, miembro fundador de la International Association of Near Death Studies, de la Universidad de Connecticut, Moody identificó diversos rasgos comunes entre las EBM, aunque cada experiencia es única para quien la vive.

Durante una EBM la persona experimenta sucesivamente uno o más de los siguientes fenómenos:

  1. Sensación de estar muerto, o una experiencia extracorporal en que la persona se siente flotar por encima de su propio cadáver mientras mira hacia abajo.

  2. Ausencia de todo dolor y un sentimiento de felicidad y de paz.

  3. Sensación de moverse a lo largo de un tunel oscuro, hacia una luz que se encuentra al final del mismo.

  4. Encuentro con seres inmateriales que brillan, muchos de los cuales son amigos o familiares muertos.

  5. Contacto con un guía o Ser Supremo que conduce a la persona a una revisión de su vida, durante la cual ésta es puesta en perspectiva, pero sin enjuiciar negativamente ningún acto del pasado y, finalmente,
  6. Regreso renuente a la vida.

A pesar del creciente número de personas que afirman haber tenido una EBM, la experiencia no ha sido científicamente probada, pues todo cuanto se sabe acerca del fenómeno se basa en material anecdótico. Según los escépticos

Al borde de la muerte Para los escépticos, las EBM no son más que sueños o alucinaciones provocadas por la falta de oxígeno, por la liberación de endorfinas (sustancias analgésicas secretadas por el cuerpo) o por un aumento del nivel en sangre del dióxido de carbono.

Según se ha informado, Ronald K. Siegel, investigador de la escuela de medicina de la Universidad de California en Los Ángeles, reprodujo fenómenos del tipo de las EBM en experimentos de laboratorio, mediante la administración de LSD y de otras drogas, que producían estas alucinaciones.

Los investigadores de las EBM afirman que no hay pruebas que demuestren que las drogas son las causantes de estas vivencias, aduciendo que aunque ciertas experiencias provocadas por drogas pueden asemejarse a una EBM, sin embargo no son lo mismo. Estos investigadores han argumentado que semejantes explicaciones ignoran el hecho de que muchas personas clínicamente muertas han podido relatar detalladamente sus resurrecciones, o informar de conversaciones escuchadas en otros lugares del hospital mientras aparentemente se hallaban fuera de sus cuerpos. En una evocación que se ofreció como prueba contra la tesis de que la carencia de oxígeno puede ser la causante de una visión EBM, el psicoterapeuta Michael Sabom informó de un paciente que observó (mientras se hallaba fuera de su cuerpo) cómo su médico le realizaba un análisis de sangre que reveló un alto nivel de oxígeno y un bajo nivel de dióxido de carbono.


El 97% de los casos son experiencias positivas

Casi todas las EBM conocidas han sido descritas como experiencias positivas. Menos del 3% de las mismas son descritas como negativas o desagradables. Las EBM no ocurren sólo a personas religiosas o "buenas". Muchos de los que han tenido una EBM ciertamente se han vuelto más espirituales, o han comenzado a creer en algún tipo de Dios después de retornar de la muerte. La mayoría afirman haber dejado de temer a la muerte y comenzado a creer en la vida en el más allá.

Casi todos descubren una nueva y positiva finalidad en la vida, encontrándole un significado que antes no tenía. En algunos casos la EBM aumenta las facultades intuitivas o psíquicas de la persona, incluyendo las de premonición, clarividencia y telepatía.

Debido a que las EBM son tan profundas, algunas personas tienen dificultades de adaptación tras su regreso a la vida. En su libro sobre las secuelas de las EBM, Coming Back to Li fe (1988), el escritor P. M. H. Atwater descubrió que los sobrevivientes de una EBM identificaban como sus reacciones más negativas a las siguientes:

  1. De ira, por tener que regresar a la vida.

  2. De culpa, por no lamentar la muerte.

  3. De desilusión, porque una vez más estaban de regreso en su cuerpo.

  4. De confusión y de incapacidad (o miedo) de hablar sobre su vivencia.

  5. De depresión, al comprender que tenían que continuar su vida.
En su aspecto positivo, los sobrevivientes mencionaban las siguientes reacciones:

  1. De éxtasis ante lo maravilloso de vivencia.

  2. b) De conmoción, debido a lo que habían podido experimentar.

  3. De gratitud por lo que les había ocurrido.

  4. De sobrecogimiento y de falta palabras para describir lo sucedido.

  5. De espíritu evangelizador, pues querían decir a otros por qué no deben temer a la muerte.

  6. De humildad ante el carácter abrumador de su experiencia.

De acuerdo con las investigaciones de Ring y de sus colaboradores, es posible que ciertas personas sean más propensas que otras a una EBM debido a factores de su constitución psicológica.

Entre esos factores se cuentan el maltrato el abandono y la disociación padecida en la niñez. Esto no significa que las personalidades propensas a las EBM tengan necesariamente mayor probabilidad de llegar al borde de la muerte, sino que si esto ocurriese, serían más propensas que otras personas a tener una EBM.

Ring y el filósofo Michael G entre otros, han elaborado la teoría: que las EBM pueden ser una forma de iluminación, o de "puerta hacia una conciencia más elevada", y podrían tener una influencia transformadora sobre todo el planeta si un número suficiente de personas las tuviesen. Ring ha sugerido, además, que una persona no tiene que morir para experimentar la mencionada iluminación, o al menos para asimilar las lecciones de una EBM.

En una variación teológica sobre el tema, Carol Zaleski, conferencista de temas religiosos de Harvard, publicó 1987 su libro Other-World Journeys, en el que compara informes recientes de EBM con relatos de "visiones y viajes al otro mundo" de la literatura cristiana medieval. Argumenta la autora que los ínformes contemporáneos sobre las EBM al igual que sus contrapartidas medievales, proporciona a la persona una forma de incorporar un "sentido religioso del cosmos a su comprensión científica secular. Eludiendo el problema de la validez de las experiencias, Zaleski añade que los términos de las EBM modernas son "un medio del que se vale la imaginación religiosa para mediar en la búsqueda de la verdad última". Observa igualmente la autora que las EBM modernas tienen su origen histórico en los mitos primitivos que hablaban del héroe, del shamán, e incluso del ' mortal corriente', que atravesaban los umbrales de la muerte sólo para regresar con una lección que comunicar a los vivos.

En el caso de los suicidas que han podido salir de una situación mortal, sus relatos son en todos los casos aterradores y de extremo sufrimiento.

Testimonios: Elsa Ballesteros/Carmen Aguirre
Fuente: losenigmas.com.ar



Vida después de la vida


Primer libro del Dr. Raymond Moody Jr., pionero en este terreno, quien comenzó sus trabajos siendo un escéptico. Esta obra, de 1975, es considerada clásica ya que abrió este campo a la investigación moderna, y antecedió a otros libros publicados en 1983 y 1988.


Quince elementos comunes

Moody descubrió una asombrosa similaridad en los relatos de 150 personas que habían vivido este tipo de experiencias, hasta el punto que fue capaz de identificar quince elementos diferentes que se repetían una y otra vez en dichos relatos. Llegó a construir una experiencia típica que contenía todos estos elementos:

  1. Un hombre está muriendo y, en el momento de mayor angustia física escucha que su médico lo declara muerto.

  2. Comienza entonces a oir un ruido muy desagradable, un timbre o zumbido muy agudo.

  3. Al mismo tiempo siente como si se moviera a gran velocidad por un túnel muy oscuro.
  4. Después de esto siente que está fuera de su cuerpo físico, pero continúa en el entorno inmediato y puede ver su propio cuerpo a cierta distancia, convirtiéndose en espectador.

  5. Observa los intentos de resurrección desde este ventajoso punto de vista, cargado de emoción.

  6. Pasado un rato, comienza a sentirse más acostumbrado a esa curiosa condición.

  7. Nota que aún posee un 'cuerpo', pero dicho cuerpo es de una naturaleza muy diferente y con poderes muy diferentes de aquel que ha dejado atrás. Muy pronto comienzan a pasar otras cosas.

  8. Otros vienen a su encuentro para ayudarlo.

  9. Vislumbra los espíritus de parientes y amigos ya fallecidos, y otro espíritu muy amable y afectivo al que nunca había visto antes—un ser de luz— aparece ante él.

  10. Este ser le formula una pregunta no verbal que le hace evaluar su vida y lo ayuda a hacerle ver una panorámica instantánea de los momentos culminantes de la misma.

  11. En determinado momento siente que se está acercando a una barrera, o borde, que parece representar la frontera entre la vida terrenal y la próxima vida.

  12. Sin embargo, siente que debe regresar a la tierra pues el momento de su muerte aún no ha llegado. Pero se resiste a ello, puesto que está emocionado por sus nuevas experiencias en la vida póstuma y no desea regresar.

  13. Se encuentra lleno de sentimientos muy intensos de alegría, amor y paz.

  14. Sin embargo, a pesar de esa actitud, de alguna manera consigue reunirse con su cuerpo físico y revive.

  15. Después intenta contárselo a otros pero tiene dificultades para hacerlo. En primer lugar, no consigue encontrar palabras humanas adecuadas para describir estas experiencias no terrenales. Percibe que los demás se burlan de él, así que deja de contarlo. Aún así, la experiencia afecta su vida profundamente, y en especial su visión de la muerte y su relación con la vida (Moody 1975: 21-23).

El Dr. Kenneth Ring, quien llevó a cabo un estudio científico de las experiencias al borde de la muerte en 1980, confirma lo descubierto por el Dr. Moody, pero descubre que las personas pasan por esta experiencia en varias etapas y que algunos sólo experimentan las primeras de ellas.

Otros estudios, como los de Karlis Osis y Erlendur Haraldsson (1977), Michael Sabom y Sarah Kreutziger (1976), Elisabeth Kübler-Ross (1983), Craig Lundahl (1981) y Bruce Greyson y Ian Stevenson (1980) describen experiencias similares.

Algunos sugieren que las ABM son producto de la administraciónm de drogas al paciente durante el tiempo de su crisis. Drogas como la ketamina y la morfina han sido sugeridas. Moody investigó esa hipóteis y la rechazó (Moody 1975: 160-161). Esto fue porque a muchos de los pacientes que experimentaron ABM no les habían dado drogas, porque las visiones inducidas por drogas eran marcadamente diferentes entre si y diferentes de las ABM genuinas en intensidad y contenido y no tenían los profundos efectos duraderos.


¿Explicaciones neurofisiológicas?

Moody consideró los paralelos entre la revisión de la vida anterior de los pacientes que tuvieron AMB y las escenas retrospectivas experimentadas por los pacientes con abnormalidades neurológicas. Concluyó que ambas era esencialmente diferentes puesto que las escenas retrospectivas eran aleatorias y de eventos triviales olvidados después del ataque, mientras que en la revista de los eventos de las ABM estos eran ordenados cronológicamente y de los puntos más relevantes de la vida, fueron vistos de una vez y constituyeron una ‘visión unificada’, lo que le dió al sujeto una mejor comprensión del propósito de su vida (Moody 1975: 166).


Fuente: www.victorzammit.com