La tumba de Moisés


Las tradiciones cachemiras, tanto escritas como orales, afirman que Moisés llegó a Cachemira, y que allí está enterrado. Así lo leemos en la obra Hashmat-i-Kashmir:

"Moisés llegó a Cachemira y la gente le escuchó. Unos continuaron creyendo en él, otros no. Murió y fue enterrado aquí. La gente de Cachemira llama a su tumba «El Santuario del Profeta del Libro»".

Los textos bíblicos ignoran la localización de la tumba de Moisés. Así lo leemos, por ejemplo, en el Deuteronomio (34, 5-6):

"Moisés, siervo de Yahveh, murió en la tierra de Moab por orden de Yahveh. Le enterraron en el valle, en el país de Moab, delante de Bethpeor; pero hasta hoy nadie conoce su sepultura".

Nadie, excepto los cachemires. Porque en lo alto del monte Nebu existe una tumba, venerada desde hace 3500 años, aproximadamente, como la tumba del «Profeta del Libro», como la tumba de Moisés. Desde esta tumba se ve Bethpeor (Bandipur) y no lejos de allí están Hazbal (Heshbon), Moab y Pisgah. Los alrededores están llenos de lugares conocidos por Muqam-i-Musa, significando el «lugar de Moisés».

El profeta Mahoma dijo que cuando Moisés sintió acercarse la hora de su muerte, rogó a Dios que le permitiera ver el país de promisión. Sus súplicas fueron escuchadas. Hazrat Abu Hurairah nos informa a este respecto que el profeta Mahoma añadió: "Moisés murió ahí. Si yo estuviera allí, habría podido mostrar su tumba en el sendero de un abrupto monte".

Y esto, coincide absolutamente con la localización de la tuma de Moisés en Cachemira.

A 58 kilómetros al norte de Srinagar, y tras haber pasado el lago Mansbal, y haber dejado también el lago Wular, se llega a Bandipur, localidad ya citada en este capítulo. Sería la Bethpeor bíblica. A partir de Bandipur debe proseguirse por una estrecha carretera hasta el pueblo de Aham Sharif, debe efectuarse a pie la ascensión al monte Nebu, hasta llegar a la tumba de Moisés.

Desde allí, desde Aham Sharif, dice la tradición que ascendió Moisés hasta el lugar de su definitivo reposo.

En la ascensión hasta la tumba de Moisés, partiendo desde Aham Sharif, ascensión que en ocasiones se hace algo difícil debido a lo escabroso del terreno en el primer tramo del sendero, y a lo resbaladizo de la pinaza del bosque en el trayecto restante, se invierten aproximadamente unas dos horas. Téngase en cuenta también que en Cachemira, ninguno de los lugares citados en este libro(2), ninguno de los lugares sagrados para el pueblo cachemir, está señalizado en forma alguna. Se debe conocer el terreno para llegar hasta ellos. O se debe por lo menos dominar la lengua urdu o el cachemir, para preguntar a los habitantes inmediatos al lugar que se qiere visitar, por la localización exacta de éste.

Al cabo de la ascensión citada se llega a un reducido enclave habitado, aislado en la montaña. Son unas cuantas casas de una comunidad judía aislada por completo de los restantes habitantes de la zona, comunidad que se encarga de la conservación, mantenimiento y adoración del lugar de reposo de su ancestral guía, Moisés. Wali Reshi es el celador actual, por herencia, de la tumba. A unos 50 metros más abajo de esta aldea de montaña, y junto al camino —tal como vimos afirmaba el profeta Mahoma—, está el recinto en el que se localiza la tumba de Moisés. Una puerta de madera da acceso a este recinto: una explanada al aire libre, cercada por un muro bajo. En la puerta de madera que da acceso al citado recinto están grabados los nombres de los celadores sucesivos de la tumba. Wali Reshi nos diría que su familia es celadora del recinto desde hace 900 años, según sus recuerdos. Nos diría también que la comunidad de la aldea está formada por 45 familias, que no están en buenas relaciones con los habitantes de Aham Sharif, porque éstos no quieren que se divulgue que allí está la tumba de Moisés. Para ellos el tema es excesivamente polémico, y temen que su divulgación acarrearía la intranquilidad de la zona.

Al margen del contexto de este libro, quiero reflejar aquí la anécdota más destacada de nuestro viaje a Cachemira: al saber que yo era alemán, Wali Reshi, celador de la tumba de Moisés, judío puro de rancio abolengo, me cuenta entusiasmado la gran ilusión de su vida: poder reunir el dinero suficiente para ir al país alemán, para conocer a su jefe, Hitler, de quien ha oído decir que es un gran rey.

La tumba de Moisés propiamente dicha se destaca porque a cada lado de ella se yergue un enorme árbol. Estos árboles fueron plantados hace aproximadamente 400 años por Hazrat Makhdoom Shaikh Hamza de Cachemira, que oró allí durante 40 días, junto a la tumba del profeta Moisés. La tumba, entre los dos árboles, está orientada de Este a Oeste, según la costumbre judía. Junto a la tumba de Moisés, en el mismo recinto sagrado, hay tres tumbas más, que están cubiertas y orientadas de Norte a Sur, según la costumbre musulmana. Son estas tumbas las de Sang Bibi una ermitaña discípula de Sheikh Noor-ud-Din Reshi, que está enterrado en el margen izquierdo de la carretera que conduce al Yusmarg, y de Nakraez Reshi y Navroz Reshi, discípulos de Sang Bibi.

Veamos ahora lo que la literatura cachemira nos aporta acerca de la llegada de Moisés a Cachemira.

Leemos en el Tarikh-i-Azami:

"Y esta Sang Bibi fue igualmente una ermitaña renombrada y superó a los hombres en la meditación y la oración. Cerca de su tumba existe un lugar que es conocido como el sepulcro de Moisés, el profeta de Dios, y la gente que lo conoce asegura que muchos beneficios se derivaron de este lugar".

En el Guldata-i-Kashmir leemos:

"Los musulmanes llaman a este lugar «una réplica del Cielo sobre la Tierra», y lo llaman el «Jardín de Salomón». Hay muchos santuarios en este país. Dicen que Hazrat Sulaiman llegó aquí y que Hazrat, Musa (Moisés) llegó y murió en este país."

Referencias similares se hallan en el Wajeez-ut-Tawarikh y en el Tarikh-i-Hasan.

Viajeros y escritores europeos tales como Francis Bernier, George Moore, el teniente coronel H. B. Torrens, y Mrs. Harvey, mencionan también en sus obras la presencia de Moisés en Cachemira.

© Andreas FABER-KAISER
fuente: Web AFK