Marte habitable mediante un recalentamiento global


Una espectacular sección del Valles Marineris marciano.
Una espectacular sección del Valles Marineris marciano (Foto: ESA/DLR/FU Berlin, G. Neukum)
Valerse de los efectos de un recalentamiento global con el fin de crear condiciones aptas para la vida en Marte no es un concepto nuevo, pero ahora un reciente estudio lo ha analizado con detalle, aportando algunas ideas novedosas y mostrándolo como el método más viable.

Margarita Marinova, entonces en el Centro Ames de Investigaciones de la NASA, y sus colegas proponen que los mismos tipos de interacciones atmosféricas que han llevado a la tendencia reciente de elevación de la temperatura de la superficie terrestre podrían controlarse en Marte para crear otro ambiente biológico favorable para la vida en el sistema solar. Los investigadores han presentado los resultados de su estudio en la Revista de Investigación Geofísica (Journal of Geophysical Research), publicada por la Unión Geofísica Americana. En su informe profundizan acerca de la absorción de energía térmica y los efectos potenciales sobre la temperatura de superficie que se producirían al introducir gases de invernadero artificiales lo bastante fuertes como para fundir el dióxido de carbono y el hielo en Marte.

"Traer vida a Marte y estudiar su crecimiento contribuiría a nuestra comprensión de la evolución, y la habilidad de la vida para adaptarse y proliferar en otros mundos". Marinova resume así el espíritu de esta investigación. "Dado que el calentar a Marte efectivamente lo trasladaría a su pasado, un estado más habitable que el actual, esto daría a cualquier posible vida inactiva en Marte la oportunidad de revivir y continuar desarrollándose".

Los autores indican que los gases artificiales -que serían en su cometido casi 10.000 veces más eficaces que el dióxido de carbono- se pueden fabricar de modo que tengan efectos mínimos perjudiciales en los organismos vivientes y la capa de ozono, ostentando a la vez un excepcionalmente largo tiempo de vida en el entorno. Los investigadores crearon un modelo informático de la atmósfera marciana y analizaron cuatro de tales gases, individualmente y en combinación, los cuales son considerados como los mejores candidatos para el trabajo.

Su estudio se enfocó hacia gases con contenido de flúor, compuestos de elementos fácilmente disponibles en la superficie marciana, que se sabe son eficaces absorbiendo energía térmica en el infrarrojo de modo semejante a como lo son los gases de refrigeración habituales o clorofluorocarbonos (CFC). Encontraron que el compuesto conocido como octafluoropropano, cuya fórmula química es C3F8, produjo el mayor calentamiento, mientras que su combinación con varios gases similares reforzó el calentamiento aún más.

Los investigadores anticipan que el añadir aproximadamente 300 partes por millón de la mezcla del gas en la atmósfera marciana, que es el equivalente de casi dos partes por millón en una atmósfera terrestre, dispararía un efecto invernadero creciente, creando una inestabilidad en las capas de hielo polares que evaporaría lentamente el dióxido de carbono helado en la superficie del planeta. La liberación de cantidades crecientes de dióxido de carbono conllevaría una fusión más amplia y el aumento de la temperatura global que podría elevar entonces la presión atmosférica hasta acabar por restaurar una atmósfera más densa en el planeta.

Tal proceso podría llevar siglos o aún milenios para completarse pero, dado que los materiales usados como materia prima para la fabricación de los gases fluorados ya existen en Marte, es posible que los astronautas pudiesen crearlos en una misión tripulada al planeta. Sería por otra parte imposible llevar cantidades del orden de miles de toneladas de este gas a Marte. Los autores concluyen que la introducción de gases de invernadero poderosos es la técnica más factible para elevar la temperatura y aumentar la presión atmosférica marciana, particularmente cuando se compara con otras alternativas, como el rociado de polvos absorbentes de la energía solar en los polos, o colocar grandes espejos en órbita alrededor del planeta

Fuente: Solociencia.com

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