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Los fantasmas (del griego φάντασμα, "aparición"), en el folclore de muchas culturas, son supuestos espíritus o almas desencarnadas que se manifiestan entre los vivos de forma perceptible (por ejemplo, tomando una apariencia visible, produciendo sonidos u olores o desplazando objetos —poltergeist—), principalmente en lugares que frecuentaban en vida, o en asociación con sus personas cercanas.
Estudios recientes indican que muchos occidentales creen en fantasmas (en Estados Unidos, una encuesta demostró que el 32% cree en la existencia de fantasmas) y en la vida después de la muerte (Más allá).
Descripción
La creencia en fantasmas, testimoniada desde los primeros textos escritos sumerios y egipcios, se encuentra extendida por todo el mundo, con variantes muy diversas.
En las civilizaciones orientales (como la civilización china) mucha gente cree en la reencarnación. Según esta visión, los fantasmas son almas que rehúsan ser 'recicladas' porque han dejado alguna tarea por terminar. Los exorcistas pueden ayudar al fantasma a reencarnarse o hacerlo desaparecer de la existencia. En la creencia china, además de reencarnar, un fantasma puede también optar a la inmortalidad, transformándose en semidiós, o puede ir al infierno y sufrir eternamente. Puede, en fin, morir de nuevo y convertirse en "fantasma de un fantasma".
Otras religiones orientales, como el Shinto en Japón, reconocen la existencia de espíritus de todo tipo y aceptan la creencia en fantasmas como parte de la vida cotidiana.
En occidente, se concibe generalmente a los fantasmas como almas en pena que no pueden encontrar descanso tras su muerte y quedan atrapados entre este mundo y el Más Allá. La imposibilidad de encontrar descanso responde a una tarea que el difunto ha dejado pendiente o inconclusa: así, puede tratarse de una víctima que reclama venganza o de un criminal que por alguna causa (haber sido enterrado con símbolos sagrados, por ejemplo) ve diferido su ingreso en el purgatorio o infierno.
Cultura contemporánea
En el mommento de la muerte las tres partes que conforman el alma se descomponen, la parte espiritual se desliga de las otras dos y vuelve a la dimensión luminosa de donde proceden las almas, quedando en la tierra el alma mental y el alma amocional, que se vuelven inestables y se convierten en fantasmas, carentes de un cuerpo físico y de una porción espiritual que les dé personalidad y guía. La sección mental recuerda que tiene asuntos pendientes y se mantiene en este mundo hasta que los cumpla, valiéndose para ello de mentes perceptivas y comunicándose con los vivos de diversas formas.
El cuerpo mental recuerda su vida y algunas veces las vidas pasadas, puede moverse en el plano astral recopilando informacion y, como esta dimensión no tiene tiempo ni espacio, puede visualizar eventos posteriores; pero esto no le sirve porque mientras más tiempo pasa aquí se desgasta más y sufre los estragos de su propia sensibilidad memorial y de la de su parte emocional, que aún continúa adherida a ella. A éstos se les ayuda a descansar cumpliendo con lo que no pudieron finalizar y escuchando los mensajes que quieren darnos.
Cuando el cuerpo mental ha terminado sus asuntos pendientes, se retira, dejando solo al cuerpo emocional, que ya no sabe para qué existe, dónde está o cómo llegó ahí, ha perdido la estabilidad. Estos fantasmas no tienen un propósito, no recuerdan nada y reaccionan conforme su estado de ánimo y el de la gente que los rodea; es un fantasma descarriado que puedee ser generoso o maligno y, en este último caso es capaz de causar graves problemas a los vivos. Este tipo de fantasmas se adhieren a lugares y espacios conocidos, no pueden alejarse demasiado de su ubicación porque tienen miedo de desaparecer en la nada, porque cualquier otro sitio que vean para ellos es desconocido, extraño y particularmente peligroso.
Se refugian en construcciones que los mantienen seguros del exterior, puede ser incluso que perciban otras escencias emocionales y convivan con ellos como si convivieran con otras personas, pero incluso a estos niveles la escencia emocional puede llegar a amedrentar a otras más débiles o cobardes, dependiendo de su carácter. Así es como una casa puede llegar a estar encantada por varios espíritus. Sin embargo, por sí solos estos espíritus son débiles, pero son los más arraigados a la tierra, se mantienen anclados por la misma gente viva. Atados emocionalmente a otros por amor, odio o remembranza, somos en realidad los vivos quienes mantenemos a estos seres atados al mundo físico.
Pero estas no son las únicas formas de fantasmas, algunos son manifestaciones psíquicas de nuestra propia mente, deseos, ansiedades y miedos que se desarrollan en áreas de nuestra mente que conscientemente no podemos controlar y que en algunos casos llegan a dominarnos.
En la mayoría de las culturas contemporáneas, las apariciones de fantasmas están asociadas a una sensación de miedo.
En las creencias de la Nueva Era, se intenta racionalizar la creencia tradicional afirmando que los fantasmas son cúmulos de energía negativa o que se trata de imágenes holográficas de personas que han dejado impregnado el ambiente con su imagen y sus actividades.
¿Comunicación con fantasmas?
A medida que el hombre moderno ha ido desarrollando nuevas tecnologías de comunicación, los interesados en entablar contacto con los fantasmas han tratado de utilizarlas con este propósito: así, se habla de psicofonías (grabaciones sonoras en las que supuestamente se oye la voz o los movimientos de algún difunto) y de psicoimágenes (imágenes estáticas o en movimiento en las que, presuntamente, puede distinguirse alguna presencia fantasmal).
Los fantasmas muchas veces son sólo imágenes holográficas de personas que dejaron impregnado el ambiente con su prescencia y sus actividades. Los investigadores más osados han logrado descubrir medios tecnológicos para contactarse con ellos, mediante las psicofonías y las psicoimágenes que son captadas por equipos de radio, televisión e incluso computadoras.
Menos común es la existencia de entes y fantasmas que no son sólo imágenes, ya que se manifiestan atacando y dañando a los testigos indefensos. A veces, jugar con el Más Allá puede tener sus peligros ya que se está expuesto a fuerzas desconocidas.
La muerte parece no ser el final para algunas personas y gracias a la tecnología de este último siglo se han conseguido imágenes y pruebas de algo poco creíble para muchos. Tal vez, mientras usted lee esto, en alguna parte oscura de su hogar alguien fuera de este mundo puede estar observándolo.
Si no lo cree, observe las imágenes, lea los relatos que hay a continuación y saque sus propias conclusiones. Ellos pueden estar allí, junto a usted.
Estudios recientes indican que muchos occidentales creen en fantasmas (en Estados Unidos, una encuesta demostró que el 32% cree en la existencia de fantasmas) y en la vida después de la muerte (Más allá).
Descripción
La creencia en fantasmas, testimoniada desde los primeros textos escritos sumerios y egipcios, se encuentra extendida por todo el mundo, con variantes muy diversas.
En las civilizaciones orientales (como la civilización china) mucha gente cree en la reencarnación. Según esta visión, los fantasmas son almas que rehúsan ser 'recicladas' porque han dejado alguna tarea por terminar. Los exorcistas pueden ayudar al fantasma a reencarnarse o hacerlo desaparecer de la existencia. En la creencia china, además de reencarnar, un fantasma puede también optar a la inmortalidad, transformándose en semidiós, o puede ir al infierno y sufrir eternamente. Puede, en fin, morir de nuevo y convertirse en "fantasma de un fantasma".
Otras religiones orientales, como el Shinto en Japón, reconocen la existencia de espíritus de todo tipo y aceptan la creencia en fantasmas como parte de la vida cotidiana.
En occidente, se concibe generalmente a los fantasmas como almas en pena que no pueden encontrar descanso tras su muerte y quedan atrapados entre este mundo y el Más Allá. La imposibilidad de encontrar descanso responde a una tarea que el difunto ha dejado pendiente o inconclusa: así, puede tratarse de una víctima que reclama venganza o de un criminal que por alguna causa (haber sido enterrado con símbolos sagrados, por ejemplo) ve diferido su ingreso en el purgatorio o infierno.
Cultura contemporánea
En el mommento de la muerte las tres partes que conforman el alma se descomponen, la parte espiritual se desliga de las otras dos y vuelve a la dimensión luminosa de donde proceden las almas, quedando en la tierra el alma mental y el alma amocional, que se vuelven inestables y se convierten en fantasmas, carentes de un cuerpo físico y de una porción espiritual que les dé personalidad y guía. La sección mental recuerda que tiene asuntos pendientes y se mantiene en este mundo hasta que los cumpla, valiéndose para ello de mentes perceptivas y comunicándose con los vivos de diversas formas.
El cuerpo mental recuerda su vida y algunas veces las vidas pasadas, puede moverse en el plano astral recopilando informacion y, como esta dimensión no tiene tiempo ni espacio, puede visualizar eventos posteriores; pero esto no le sirve porque mientras más tiempo pasa aquí se desgasta más y sufre los estragos de su propia sensibilidad memorial y de la de su parte emocional, que aún continúa adherida a ella. A éstos se les ayuda a descansar cumpliendo con lo que no pudieron finalizar y escuchando los mensajes que quieren darnos.
Cuando el cuerpo mental ha terminado sus asuntos pendientes, se retira, dejando solo al cuerpo emocional, que ya no sabe para qué existe, dónde está o cómo llegó ahí, ha perdido la estabilidad. Estos fantasmas no tienen un propósito, no recuerdan nada y reaccionan conforme su estado de ánimo y el de la gente que los rodea; es un fantasma descarriado que puedee ser generoso o maligno y, en este último caso es capaz de causar graves problemas a los vivos. Este tipo de fantasmas se adhieren a lugares y espacios conocidos, no pueden alejarse demasiado de su ubicación porque tienen miedo de desaparecer en la nada, porque cualquier otro sitio que vean para ellos es desconocido, extraño y particularmente peligroso.
Se refugian en construcciones que los mantienen seguros del exterior, puede ser incluso que perciban otras escencias emocionales y convivan con ellos como si convivieran con otras personas, pero incluso a estos niveles la escencia emocional puede llegar a amedrentar a otras más débiles o cobardes, dependiendo de su carácter. Así es como una casa puede llegar a estar encantada por varios espíritus. Sin embargo, por sí solos estos espíritus son débiles, pero son los más arraigados a la tierra, se mantienen anclados por la misma gente viva. Atados emocionalmente a otros por amor, odio o remembranza, somos en realidad los vivos quienes mantenemos a estos seres atados al mundo físico.
Pero estas no son las únicas formas de fantasmas, algunos son manifestaciones psíquicas de nuestra propia mente, deseos, ansiedades y miedos que se desarrollan en áreas de nuestra mente que conscientemente no podemos controlar y que en algunos casos llegan a dominarnos.
En la mayoría de las culturas contemporáneas, las apariciones de fantasmas están asociadas a una sensación de miedo.
En las creencias de la Nueva Era, se intenta racionalizar la creencia tradicional afirmando que los fantasmas son cúmulos de energía negativa o que se trata de imágenes holográficas de personas que han dejado impregnado el ambiente con su imagen y sus actividades.
¿Comunicación con fantasmas?
A medida que el hombre moderno ha ido desarrollando nuevas tecnologías de comunicación, los interesados en entablar contacto con los fantasmas han tratado de utilizarlas con este propósito: así, se habla de psicofonías (grabaciones sonoras en las que supuestamente se oye la voz o los movimientos de algún difunto) y de psicoimágenes (imágenes estáticas o en movimiento en las que, presuntamente, puede distinguirse alguna presencia fantasmal).
Los fantasmas muchas veces son sólo imágenes holográficas de personas que dejaron impregnado el ambiente con su prescencia y sus actividades. Los investigadores más osados han logrado descubrir medios tecnológicos para contactarse con ellos, mediante las psicofonías y las psicoimágenes que son captadas por equipos de radio, televisión e incluso computadoras.
Menos común es la existencia de entes y fantasmas que no son sólo imágenes, ya que se manifiestan atacando y dañando a los testigos indefensos. A veces, jugar con el Más Allá puede tener sus peligros ya que se está expuesto a fuerzas desconocidas.
La muerte parece no ser el final para algunas personas y gracias a la tecnología de este último siglo se han conseguido imágenes y pruebas de algo poco creíble para muchos. Tal vez, mientras usted lee esto, en alguna parte oscura de su hogar alguien fuera de este mundo puede estar observándolo.
Si no lo cree, observe las imágenes, lea los relatos que hay a continuación y saque sus propias conclusiones. Ellos pueden estar allí, junto a usted.
Fuente: lo-inexplicable.com.ar