Puntos principales del artículo
Ahora que es posible identificar la causa o susceptibilidad a ciertas enfermedades, ¿deberían las parejas:
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Los exámenes y las pruebas genéticas han pasado a ser parte de la medicina contemporánea y de las iniciativas de salud pública. Estos dos términos se usan indistintamente, pero la palabra “examen” denota que éste se le practica a un individuo de manera voluntaria, mientras que la “prueba” implica que se trata de una iniciativa de salud pública en gran escala. Entre los ejemplos de exámenes genéticos figuran los que se practican para detectar la presencia de los genes BRCA1 y BRCA2, cuyo propósito es identificar un mayor riesgo de cáncer de mama o de ovario, así como los exámenes prenatales para detectar la enfermedad de Huntington. Las pruebas, por su parte, son aquellas que integran los programas de detección de problemas genéticos que se llevan a cabo en todos los estados de las Unión Americana (paneles de análisis que oscilan entre 6 y 50 enfermedades, dependiendo del estado) y en otros países desarrollados.(1,2)
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- ofrecer tratamiento oportuno
- evitar exponerse a riesgos ambientales
- influenciar decisiones reproductivas
Cabe notar que aquí no estamos hablando de mejoramiento genético sino más bien de evitar el nacimiento de bebés con enfermedades fatales o gravemente debilitantes.
La prueba para detectar una afección genética debe realizarse sólo cuando existan probabilidades razonables de que se presente. No tiene mucho sentido hacerla cuando la probabilidad es de sólo una en un millón. Muy distinto es realizarla cuando la probabilidad de portar un gen determinado es de una en 50. De allí que la discusión y decisión de practicar pruebas en gran escala dependa en gran medida de la población destinataria y sus susceptibilidades genéticas. Sin embargo, el tema de las pruebas genéticas en gran escala trae a la memoria antecedentes tristemente célebres en este campo como el de la eugenésica (i.e. limpieza del pool genético de la sociedad o de genes indeseables). Por ello existe la necesidad imperiosa de restringir estos programas a enfermedades mortales o gravemente debilitantes.
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Muchos países se debaten sobre cuál es la mejor manera de manejar la información genética que no tiene implicaciones inmediatas, como por ejemplo la identificación de un estado de portador heterocigoto detectado durante pruebas practicadas al recién nacido.1,2 ¿Se le debe revelar esa información a los padres? ¿A los individuos sometidos a tales pruebas? Si no, ¿por qué no?
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En algunas poblaciones, la probabilidad de unirse a una persona que tenga el mismo gen recesivo defectuoso que uno es bastante elevada. Dado que ser portador no implica ninguna morbilidad y tampoco se manifiesta (i.e., no hay fenotipo), el único riesgo material para el que lleva tal gen es que pueda concebir un hijo con un compañero que también tenga estatus de portador. Si la condición genética es mortal (por ejemplo la enfermedad de Tay-Sachs), o gravemente debilitante (por ejemplo la anemia de Fanconi), es posible que se quieran adoptar medidas preventivas. ¿Cuáles son las opciones?
- Una alternativa es permanecer en la ignorancia genética con respecto a su propio estado de portador y al de su compañero, o esperar que el riesgo no se materialice.
- También se puede optar por practicarse exámenes prenatales (como por ejemplo la amniocentesis o una muestra de vellosidades coriónicas), teniendo en cuenta que la única alternativa verdadera en caso de que el embrión esté afectado es el aborto. Nótese que este último implica ciertos riesgos para la madre (tanto físicos como psicológicos), suscita una serie de discusiones morales y en algunas sociedades o subpoblaciones está estrictamente prohibido.
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- abolir enfermedades autosómicas dominantes conduciendo pruebas globales
- practicar pruebas en todos los miembros de una población destinataria.
- ofrecerse en sociedades donde el aborto es considerado como altamente indeseable.
Ejemplo 1: Dor Yeshorim
Si uno quiere entender plenamente las PGT en la comunidad judía ortodoxa, es necesario hacer unos comentarios preliminares:
- Algunas enfermedades originadas en la presencia de genes recesivos como la de Tay-Sachs son prevalentes en la comunidad de judíos askenazi (provenientes de la diáspora europea occidental y oriental), los cuales constituyen más del 80% de todos los judíos del mundo y de los cuales se cree son descendientes de cerca de 1.500 familias que se remontan al siglo XIV.
- En las comunidades judías, tanto en las seculares como en las ortodoxas, la reproducción constituye una obligación social y religiosa de gran significación. En consecuencia, la utilización en el proceso de procreación de tecnología científica en general, y de la genética en particular, es vista de manera favorable.(5) Asimismo, dado que para la ética judía el aborto es censurable desde todo punto de vista, existe una opción clara por la prevención frente a la terminación del embarazo.
- El DY opera en comunidades ultraortodoxas donde los matrimonios pactados constituyen la norma.
- Por último, las comunidades judías son por lo general grupos sociales muy cerrados que cuentan con varias instituciones autoimpuestas y autoimplementadas (educativas, religiosas de bienestar).
Todos estos factores fueron tomados en cuenta en el diseño y operación del programa DY de pruebas genéticas premaritales.(6)
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Como se mencionó anteriormente, el programa DY cuenta con el respaldo de los líderes de la comunidad religiosa y se convirtió en un prerrequisito estándar en la conformación de parejas ultraortodoxas. Los resultados de esta iniciativa se han considerado sumamente exitosos: desde sus inicios se han practicado pruebas a 220.000 individuos, se han identificado 500 parejas incompatibles y se ha evitado casi por completo el nacimiento de niños afectados por esta enfermedad. En consecuencia, el DY se ha propuesto ampliar sus actividades y llegar a otras comunidades dentro de la sociedad judía (incluyendo los ortodoxos modernos) y a otras no judías.
Las PGP no se limitan a las comunidades judías ortodoxas. En Chipre, una isla localizada en el mar Mediterráneo, así como en Irán, se crearon otros proyectos importantes centrados en una sola enfermedad: la talasemia. A continuación se presenta una corta descripción del programa chipriota; el lector interesado puede encontrar más información sobre el caso de irán en otras fuentes.(7,8)
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La población de Chipre tiene una tasa elevada de portadores de talasemia (1 en 7), un grupo de enfermedades sanguíneas que se originan en la producción insuficiente proteínas globulínicas. El tratamiento de los individuos afectados se basa en transfusiones de sangre y en medicamentos o procedimientos excesivamente costosos (como el trasplante de médula). La carga de salud y pecuniaria que esta enfermedad representaba para la comunidad chipriota era generalizada: se estimaba que sin intervención alguna, en un período de 40 años el 40% de la población habría tenido que convertirse en donante de sangre con el fin de satisfacer la demanda de 78.000 unidades de sangre requeridas anualmente, lo cual implicaba un consumo de recursos equivalente al presupuesto total de salud.(9)
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¿Funcionarán estos programas en Estados Unidos y otros lugares?
En la mayoría de los países se ofrecen hoy en día pruebas prenatales. Esto implica que puede darse el caso de abortos selectivos de embriones afectados por enfermedades mortales o gravemente debilitantes. El aborto no está libre de riesgos y/o costos y, a la luz éxito demostrado por las PGP, surge la pregunta de si este tipo de pruebas pueden instituirse en otras comunidades, especialmente en Estados Unidos y algunos países occidentales. En realidad, los desafíos sociales, jurídicos y éticos no son fáciles:
- Los matrimonios pactados no son una práctica común en Occidente, y la creación de un sistema seguro de escrutinio genético antes de que una pareja potencial comience a salir, como en el caso del programa DY, se consideraría inaceptable cuando no inviable. Sin embargo, algunos señalan que la situación puede estar cambiando citando como ejemplo la aceptación cada vez mayor con que cuenta la prueba del VIH como prerrequisito para comenzar una relación seria en Estados Unidos.
- DY mantiene una confidencialidad estricta y limita el acceso al resultado de las pruebas del individuo que se las ha practicado, lo cual se diferencia sustancialmente de los paradigmas éticos de Occidente. Con este enfoque se intenta evitar que se sepa de por vida si un portador de gen recesivo termina por no casarse con un individuo que tenga el mismo gen recesivo.
La libertad individual es motivo de preocupación. - Es importante señalar que un factor clave en la implementación exitosa de las PGP es la sólida cohesión social de las comunidades destinatarias. El programas DY y el de Chipre dependen de que exista una profunda confianza entre los participantes y la institucionalidad del proyecto, una característica que está ausente en el contexto estadounidense (cabe notar que el DY no es impuesto por una agencia gubernamental sino que es producto de un pacto social). Ambos ejercen una poderosa presión social que algunos definen como “cuasi coercitiva”. A medida que los programas de PGP se convierten en una práctica aceptada —ya sea mediante la exigencia de una certificado de realización de la prueba en el caso de Chipre, o de la imposibilidad de hacer parte de un programa de matrimonios pactados, como es común en la comunidad judía ultraortodoxa—, se tiene la impresión de que el individuo pierde su libertad de elegir si quiere o no hacerse el examen. Semejantes limitaciones tan notorias a la libertad individual son difíciles de vender en Estados Unidos y en otros países occidentales.
- Lo cierto es que las PGP pueden crear un nuevo concepto de identidad genética. Con estas pruebas, la responsabilidad individual sobre la identidad genética puede manifestarse de formas diferentes. En Chipre, los individuos portadores también cargan con el peso de conocer sus propios riesgos genéticos y de ellos se espera que eviten contraer nupcias (lo cual no sucede comúnmente) o que se practiquen el aborto, en caso de necesidad. Quienes se practican las pruebas por medio de DY sólo asumen su deber de tomar una decisión genéticamente responsable con respecto a su futuro cónyuge. No se les informa sobre su estatus particular como portadores, dado que no tiene relevancia alguna a menos que se vayan a formar pareja con otro portador. Esto crea lo que Prainsack y Siegal denominan “apareamiento genético,”6 y a su vez constituye una manifestación clara de una visión no individualista del carácter genético de cada cual: uno es sólo una parte de una identidad genética más amplia. Lo anterior podría representar un avance fundamental para las culturas occidental y estadounidense, donde prevalece un individualismo acentuado.
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Gil Siegal, LLB, MD, es el director del Centro de Legislación de Salud y Bioética del Colegio Académico Ono de Israel e investigador senior del Instituto Gertner de Políticas de Salud. Se desempeña asimismo como conferencista adjunto de las escuelas de leyes de la Universidad Hebrea y de la Universidad de Bar-Ilan. Durante 2003 y 2004, Siegal trabajó como docente de políticas de salud y ética en la Escuela de Leyes de la Universidad de Virginia, donde también enseñó ley sanitaria comparativa. En 2004 y 2005 se desempeñó como docente de ética médica en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard. Entre sus intereses académicos figuran legislación de salud, genética y biotecnología, trasplantes de órganos y bioética.
http://www.law.virginia.edu/lawweb/Faculty.nsf/PrFHPbW/gs6x
Referencias
Fuente: www.actionbioscience.org
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