El mito griego del Diluvio


Según el mito griego, el dios Zeus desencadenó un gran diluvio en la tierra, con el propósito de exterminar a toda la raza humana, pero Deucalión, rey de Ptía, prevenido por su padre Prometeo, construyó un arca.

Luego, el mundo entero quedó inundado, pero el arca flotó durante nueve días, hasta que se posó en el Monte Parnaso o, según dicen algunos, en el Monte Etna. Otros sostienen que fue en el Monte Atos, o en el Monte Otris (en Tesalia).

Cuando desembarcaron ofrecieron un sacrificio a Zeus y oraron en el templo de la diosa Temis, Esta les ordenó: "¡Cubríos la cabeza y arrojad los huesos de vuestra madre a vuestra espalda!". La diosa hacía referencia a la Madre Tierra, cuyos huesos eran las piedras que había a orillas del río. Esas piedras se convirtieron en hombres o mujeres según las arrojara Deucalión o su esposa Pina. La humanidad se renovó, y desde entonces "un pueblo" (laos) y "una piedra" (laas) han sido casi la misma palabra en muchos idiomas.

En la versión griega, importada a Grecia desde Canaán, la diosa Temis ("orden") renueva al hombre; y lo mismo hizo Ishtar, la Creadora, en una versión de la "Epopeya de Gilgamesh". Helén, el hijo de Deucalión, era el supuesto antepasado de todos los griegos, y "Deucalión" significa "Marinero de vino nuevo" (deuco-halieus), lo que establece una relación con Noé, inventor del vino. Helén era hermano de la Ariadna de Creta, que se casó con Dioniso, el dios del vino. Dioniso viajó también en una nave en forma de luna nueva llena de animales.

Las dimensiones del "arca" bíblica contravienen los principios de la construcción naval: una nave completamente de madera, tres cubiertas y 450 pies de largo se habría quebrado con la más ligera oleada. La madera utilizada por Noé no era de cedro, como sostienen la mayor parte de los eruditos, y el "árbol de madera amarilla" del Génesis puede haber sido madera de acacia. Aunque no es mencionado en los mitos griego y mesopotámico, el "arco iris", como una seguridad de que no se producirán nuevas tormentas, aparece en el folklore europeo y asiático.

Los "cuervos" eran venerados y rehuidos por los hebreos (Salmos CXLVII: 9 y Proverbios XXX: 17). En el Cantar de los Cantares V: 11, se elogian los rizos de Salomón por ser negros, como las alas de un cuervo. Es posible que en una versión anterior el cuervo, y no Cam, fuera ennegrecido como castigo, pues los descendientes de Cam eran los cananeos no negroides. En el mito griego, el cuervo es convertido de blanco en negro por Atenea, por llevarle la mala noticia de la muerte de su sacedotisa.

La "perla" es un símbolo gnóstico del alma del hombre, como en el apócrifo "Himno de la Perla" ("Hechos de Santo Tomás"), y en la "Kephalaia" maniquea.

El "Libro de la sabiduría" que Rafael (sic "Raziel") dio a Noé ha sido omitido en el Génesis, aunque el libro sagrado de Sippar mencionado por Beroso demuestra que formaba parte del mito del Diluvio babilonio primitivo.

Las "Pléyades" estaban asociadas -como otras constelaciones- con la lluvia porque su aparición y su puesta marcaban los límites de la estación de navegación en el Mediterráneo. Una de ellas parece, según el mito griego, que se extinguió a fines del II Milenio a.C.

En conclusión podemos observar que existen elementos en común entre la versión hebrea del "Mito del Diluvio" del Génesis y las versiones halladas en los mitos acadio y griego, y en otras tradiciones súmeras, hurreas y heteas.