Jesús sale vivo del sepulcro


Una vez bajado Jesús de la cruz, según vimos con vida, se suceden una serie de acontecimientos que indican que se le intentó curar y que salió también con vida de su sepultura. Recuérdense aquí los sentimientos de simpatía de Pilato hacia Jesús.

Observemos en primer lugar que Jesús fue entragado, no a sus enemigos, sino a quienes le eran amigos. Así leemos en el Evangelio de San Juan (19,38-39): "..Después; José de Arimatea que era discípulo de jesús; pero a escondidas por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dajara llevarse el cuerpo de jesús, y Pilato se lo concedié. Fueron pues, y se lo llevaron. Fue también Nicodemo, el que anteriormente había ido a encontrarle de noche, llevando una mezcla de mirra y aloe, unas 100 libras."

Es curioso observar ahora que Jesús fue llevado a una tumba de José de Arimatea, y que esta tumba no fue rellenada con tierra, como es costumbre entre los judíos, sino que únicamente fue tapada con una gran piedra o roca. Se trataba de una tumba espaciosa en la cual había aire suficiente para respirar. Curioso es también observar que para salir del sepulcro, jesús necesitó apartar la roca que tapaba su entrada. Lo cual indica que de ahí salió un cuerpo físico humano y no un ente espiritual o divino para el que no hubiera sido necesario desplazar la roca. Es más, Jesús-hombre precede a sus discípulos en el camino a Galilea. A partir de la entrega del cuerpo a José de Arimatea leemos todo esto en el Evangelio de Marcos (15, 46-47; 16, 1-7):

"Este (José de Arimatea) compró una sábana, bajó el cuerpo, lo envolvió en la sábana, lo depositó en un sepulcro tallado en la roca e hizo rodar una piedra para tapar la puerta del sepulcro. María Magdalena y María, madre de José, miraban dónde lo ponían. Pasado el sábado, María Magdalena, madre de Jaime, y Salomé compraron perfumes para ir a ungirlo. De buena mañana, el domingo, llegaron al sepulcro a la salida del sol. Y se decían entre ellas: ¿Quién nos separará la piedra de la puerta del sepulcro? miraron, y vieron que habían separado ya la piedra; era realmente muy grande. Entraron entonces en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con un hábito blanco, y se asustaron. Pero él les dijo: no tengáis miedo. Buscáis a Jesús de Nazareth, el crucificado; ha resucitado, no está aquí; ved el lugar en que le pusieron. Pero id, y decidles a sus discípulos y a Pedro que os precede a Galilea; allá lo veréis tal como os dijo."

La afirmación de que María Magdalena, María y Salomé entraron en el sepulcro, indica las dimensiones espaciosas de éste.

Por una parte existen indicios claros de que Jesús fue curado de sus heridas por Nicodemo. Este le aplicó un ungüento que curaba las heridas y facilitaba la circulación libre de la sangre en el cuerpo. El ungüento aplicado por Nicodemo a Jesús se conoce por el nombre de Marham-I-Isa (el ungüento de Jesús) o también Marham-I-Rosul (el ugüento del profeta), ungüento citado en numerosos tratados médicos orientales en muchos de los cuales se afirma también que es un ungüento aplicado a las heridas de Jesús cuando fue bajado de la cruz. El más conocido de estos tratados es el famoso Canon de Avicena.

© Andreas FABER-KAISER
fuente: Web AFK